La variable clave radica en el efecto rezagado de los aranceles. Powell señaló que la transmisión de los aranceles a los precios podría hacerse evidente en los próximos meses, y los datos de inflación de junio a agosto podrían mostrar un "aumento significativo". Una posible explicación es que las empresas han mitigado el impacto a corto plazo acumulando inventarios con anticipación, pero a medida que se agoten los inventarios, el aumento en los costos de importación irá elevando gradualmente los precios finales. Si la inflación rebota, la Reserva Federal podría verse obligada a retrasar la reducción de tasas, e incluso a pausar el ciclo de flexibilización, lo que reforzaría aún más las expectativas de estanflación.
Al mirar hacia la segunda mitad del año, el camino de las políticas sigue siendo altamente incierto. Los datos de empleo no agrícola y del IPC de julio serán fundamentales para la toma de decisiones. Si los datos confirman que la presión inflacionaria es controlable, la Reserva Federal podría reducir las tasas de interés en septiembre según lo planeado; si la inflación supera las expectativas, el mercado podría enfrentar el impacto de un "aplazamiento de halcones", e incluso revivir la trampa de estancamiento inflacionario de la década de 1970. En este juego de reducción de tasas y estancamiento inflacionario, cada decisión de la Reserva Federal tendrá un profundo impacto en la dirección del mercado global.
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La variable clave radica en el efecto rezagado de los aranceles. Powell señaló que la transmisión de los aranceles a los precios podría hacerse evidente en los próximos meses, y los datos de inflación de junio a agosto podrían mostrar un "aumento significativo". Una posible explicación es que las empresas han mitigado el impacto a corto plazo acumulando inventarios con anticipación, pero a medida que se agoten los inventarios, el aumento en los costos de importación irá elevando gradualmente los precios finales. Si la inflación rebota, la Reserva Federal podría verse obligada a retrasar la reducción de tasas, e incluso a pausar el ciclo de flexibilización, lo que reforzaría aún más las expectativas de estanflación.
Al mirar hacia la segunda mitad del año, el camino de las políticas sigue siendo altamente incierto. Los datos de empleo no agrícola y del IPC de julio serán fundamentales para la toma de decisiones. Si los datos confirman que la presión inflacionaria es controlable, la Reserva Federal podría reducir las tasas de interés en septiembre según lo planeado; si la inflación supera las expectativas, el mercado podría enfrentar el impacto de un "aplazamiento de halcones", e incluso revivir la trampa de estancamiento inflacionario de la década de 1970. En este juego de reducción de tasas y estancamiento inflacionario, cada decisión de la Reserva Federal tendrá un profundo impacto en la dirección del mercado global.